El día de hoy quiero compartir con ustedes una historia que me ha llamado mucho la atención, y la cual me dejó una interrogante que les haré al final del artículo. Una parábola más para nuestra colección en la sección de Coaching de esta web.
El pescador, el consultor y las metas:
En un pueblecito de la costa mexicana, arriba a puerto un barco con su pesca de atunes. Sobre el muelle, un admirado canadiense alaba al pescador sobre la calidad de su pesca y le pregunta cuanto tiempo le ha llevado el capturar todos esos peces. “No mucho” responde el pescador.
“Entonces, ¿por qué no se ha quedado más tiempo en el mar para pescar más?” pregunta el canadiense. El mejicano responde que esos atunes son suficientes para cubrir las necesidades de su familia.
El canadiense sigue preguntando: “¿Y qué hace el resto del tiempo?”. El mexicano comienza a explicar: “Pues, paseo con mi mujer por la playa, juego con mis hijos, pesco un ratito, hago la siesta; algunas noches voy al pueblo a ver a mis amigos, bebemos unos vinos y tocamos la guitarra. Tengo una vida bien llena...”
El canadiense le interrumpe: “Mire, tengo un MBA por la Universidad de Harvard y podría ayudarle a mejorar. Tendría que comenzar por pescar más tiempo; con los beneficios podría comprarse un barco más grande. Con el dinero que ganaría con ese barco podría comprar otro y otro, hasta conseguir una flota pesquera. En lugar de vender su pescado a un intermediario, podría negociar directamente con alguna empresa conservera, e incluso montarla usted mismo. Podría dejar su pueblecito y vivir en Mexico City o en Nueva Yory, desde donde dirigiría todos sus negocios.
El mejicano le pregunta: “¿Y cuánto tiempo me llevaría conseguir todo eso?”. “Entre quince y veinte años” responde el canadiense.
“¿Y después?” “Después es cuando se convierte en realmente interesante, ya que su empresa podría cotizar en bolsa y ganar millones de dólares”
“¿Millones? Vaya, pero, ¿Y después?” añade el mejicano. El canadiense, exultante, responde: “Después se podría jubilar, mudarse a un tranquilo pueblecito de la costa, dar paseos por la playa con su mujer, jugar con sus hijos, pescar un poco, hacer la siesta, y salir alguna noche con sus amigos a tomar unos vinos y a tocar la guitarra!!!”
Ciertamente que el pescador llevaba una vida plena, pero sin haber trazado meta alguna con la cual pudiera asegurar su futuro. La idea de una vida sencilla es, ciertamente hermosa, pero debemos asegurar el futuro de las generaciones venideras.
¿Y tú? ¿Qué opinas acerca de ésta historia? Te invito a dejarlo en los comentarios...
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